El escritor Richard Smith, autor de dos libros sobre métodos de adelgazamiento mediante la sexualidad, entra directamente en materia con preguntas demoledoras: ¿qué sentido tiene agotarse en el gimnasio, si con desabrochar el cinturón de un hombre se queman 67 calorías?.
Smith detalla en sus libros que realizó unas investigaciones según las cuales al desvestir a la pareja quemamos 120 calorías, pero lo que es peor, si se hace sin su consentimiento 187. Por otra parte, tener un orgasmo hace quemar 27 calorías si es real, ¡y 160 calorías si es fingido!, para que luego se quejen las mujeres. O más fácil, 60 calorías con sólo dar un apasionado beso.
Smith afirma que los movimientos pélvicos, la aceleración de la respiración, el incremento de los latidos cardiacos, la dilatación de los vasos sanguíneos de los genitales, los espasmos musculares y el orgasmo gastan energía similar a cualquier otro ejercicio físico.
La ciencia calcula que durante una relación sexual de 20 minutos se consumen aproximadamente 150 calorías, igual que caminar vigorosamente o subir y bajar escaleras.
DISTRACCIONES PARA NO COMER.
En su afán de justificar el método, el autor dice con toda lógica que mientras se está ocupado con otras cosas no se come innecesariamente.
Durante la relación sexual el organismo libera endorfinas, unas sustancias naturales que nos dan una sensación de bienestar y mejoran nuestro estado de ánimo, lo cual nos ayuda a olvidar el estrés, la ansiedad y la depresión. Si la relación sexual resulta satisfactoria, deja una sensación de relajación y bienestar. Pero si el sexo es insatisfactorio, puede intentarse compensar esa carencia con el placer de comer compulsivamente.
El ansia de comer dulces como chocolate o caramelos es común en personas propensas a tener estados de ánimo decaídos o depresivos, y buscan mejorar su abatimiento consumiendo alimentos que las estimulen. Sin embargo el sexo, al levantar tu ánimo de forma natural, te distrae de la comida.